English below...
Italiano in basso...
Siempre pensamos que la lluvia iba a ser efímera y que la primavera iba a instalarse en la Patagonia para dar paso al verano. Pobres ilusos. El invierno fue seco así que ahora tocaba agua, para el deleite de la gente local y desgracia de ciclistas gafados. En los próximos dos meses el tiempo siempre sería igual, unos días seguidos sin agua y otros seguidos con lluvia sin parar, por lo que aprovechábamos las ventanas de “tregua” para pedalear y continuar el periplo hacia el sur. Así salimos de Bariloche, pasamos por El Bolsón y el Parque Nacional Los Alerces y llegamos a Trevelin, donde Heike y Rolo nos dieron refugio y excelente compañía. Después pasamos a Chile, un curioso país que considera las lechugas y los tomates un peligro para la seguridad nacional y como tal te registran con perros no vaya a ser que pases un pimiento radiactivo o una cebolla con plutonio. Extraño país que se preocupa de estas boludeces y deja que gigantes emporios pesqueros contaminen y destruyan sus costas…
Allí enganchamos la famosa Carretera Austral, más de mil kilómetros a lo largo del lado oeste de los Andes (el beneficiado por las lluvias y por tanto, verde y frondoso), un auténtico imán entre cicloviajeros y motoristas de todo el mundo. Los Andes sirven de barrera para las nubes viajeras que llegan del mar, por eso el lado argentino es tan seco y desarbolado. No vamos a negar que sea un recorrido hermoso pero no es lo mismo disfrutarlo con sol que sufrirlo con mal tiempo. Es imposible, al menos para nosotros, pretender que es lo mismo. No tuvimos la suerte de gozar de sus innumerables posibilidades de acampada, ni de bonitos y paradisíacos almuerzos, lo nuestro fue una carrera entre un gato y un ratón en un ambiente atmosférico y humano fríos. Quizás es por todo esto que no nos encandiló como habríamos esperado... Y por si fuera poco, después llegan los “atracos” de las barcas que te cruzan los lagos O´Higgins y del Desierto, un despropósito permitido por el monopolio y la obsesión por el dinero fácil. El paso fronterizo entre Chile y Argentina no lo olvidaremos jamás. El cansancio acumulado, las alforjas delanteras bajas y el resultado de las lluvias, con ríos crecidos, barrizales enormes y árboles caídos, hicieron que fuese un trámite “divertido”. Menos mal que las vistas lo curan todo! Aquel atardecer viendo la silueta del Fitz Roy como una aparición divina es una estampa que se tatuó en nuestros recuerdos para siempre. Esa montaña tiene algo extraordinario, una figura perfecta que hechiza al que la contempla. Y con un sol espléndido llegamos finalmente a El Chaltén, famoso por sus caminatas y entre los cicloviajeros, por la Casa Ciclista de Flor. Durante cuatro años alojó altruistamente a decenas de nosotros y ahora la ha reconvertido en un camping-hostal. El sol salió tres días y se unió a la fiesta. La lluvia bajó en cantidad e intensidad pero reapareció nuestro viejo enemigo, el viento. Así es la vida, así es la Patagonia.
Pero esa, será otra historia…(fotos debajo)
Italiano in basso...
Siempre pensamos que la lluvia iba a ser efímera y que la primavera iba a instalarse en la Patagonia para dar paso al verano. Pobres ilusos. El invierno fue seco así que ahora tocaba agua, para el deleite de la gente local y desgracia de ciclistas gafados. En los próximos dos meses el tiempo siempre sería igual, unos días seguidos sin agua y otros seguidos con lluvia sin parar, por lo que aprovechábamos las ventanas de “tregua” para pedalear y continuar el periplo hacia el sur. Así salimos de Bariloche, pasamos por El Bolsón y el Parque Nacional Los Alerces y llegamos a Trevelin, donde Heike y Rolo nos dieron refugio y excelente compañía. Después pasamos a Chile, un curioso país que considera las lechugas y los tomates un peligro para la seguridad nacional y como tal te registran con perros no vaya a ser que pases un pimiento radiactivo o una cebolla con plutonio. Extraño país que se preocupa de estas boludeces y deja que gigantes emporios pesqueros contaminen y destruyan sus costas…
Allí enganchamos la famosa Carretera Austral, más de mil kilómetros a lo largo del lado oeste de los Andes (el beneficiado por las lluvias y por tanto, verde y frondoso), un auténtico imán entre cicloviajeros y motoristas de todo el mundo. Los Andes sirven de barrera para las nubes viajeras que llegan del mar, por eso el lado argentino es tan seco y desarbolado. No vamos a negar que sea un recorrido hermoso pero no es lo mismo disfrutarlo con sol que sufrirlo con mal tiempo. Es imposible, al menos para nosotros, pretender que es lo mismo. No tuvimos la suerte de gozar de sus innumerables posibilidades de acampada, ni de bonitos y paradisíacos almuerzos, lo nuestro fue una carrera entre un gato y un ratón en un ambiente atmosférico y humano fríos. Quizás es por todo esto que no nos encandiló como habríamos esperado... Y por si fuera poco, después llegan los “atracos” de las barcas que te cruzan los lagos O´Higgins y del Desierto, un despropósito permitido por el monopolio y la obsesión por el dinero fácil. El paso fronterizo entre Chile y Argentina no lo olvidaremos jamás. El cansancio acumulado, las alforjas delanteras bajas y el resultado de las lluvias, con ríos crecidos, barrizales enormes y árboles caídos, hicieron que fuese un trámite “divertido”. Menos mal que las vistas lo curan todo! Aquel atardecer viendo la silueta del Fitz Roy como una aparición divina es una estampa que se tatuó en nuestros recuerdos para siempre. Esa montaña tiene algo extraordinario, una figura perfecta que hechiza al que la contempla. Y con un sol espléndido llegamos finalmente a El Chaltén, famoso por sus caminatas y entre los cicloviajeros, por la Casa Ciclista de Flor. Durante cuatro años alojó altruistamente a decenas de nosotros y ahora la ha reconvertido en un camping-hostal. El sol salió tres días y se unió a la fiesta. La lluvia bajó en cantidad e intensidad pero reapareció nuestro viejo enemigo, el viento. Así es la vida, así es la Patagonia.
Pero esa, será otra historia…(fotos debajo)
English
We always thought that the rain wouldn´t last long and that spring would settle in soon in Patagonia to give way to summer. Poor fools. The winter had been very dry, so now it was time for rain, delight for the locals and disgrace for unlucky cyclists. For the next two months the weather would always be the same, a few days in a row without rain and a few days in a row with non-stop rain, so we took advantage of the days of “truce” to cycle and keep on heading south. We left Bariloche, cycled through El Bolson and Los Alerces National Park and arrived in Trevelin, where Heike and Rolo gave us shelter and excellent company. Then we entered Chile, an odd country where lettuce and tomatoes are considered a danger for national security and therefore they check you out with dogs to be sure that you won´t smuggle in a radioactive capsicum or an onion with plutonium. Strange country that worries about these things while they are letting huge fish emporiums pollute and destroy their coastline...
There we took the famous Carretera Austral, more than 1000 km along the western side of the Andes (the rainy and consequently the green and lush side), an authentic magnet for cyclists and motor bikers from all over t he world. The Andes act like a barrier against the clouds that come from the sea, which explains why the Argentinean side is so dry and treeless. We cannot deny that it is a beautiful itinerary, but it is not the same to enjoy it with the sun than suffering it with bad weather. At least for us, it is impossible to pretend that it is the same. We did not have the luck to enjoy neither its countless camping opportunities, nor nice and idyllic lunches. Ours was like a race between cat and mouse in a cold atmospheric and human environment. Maybe because of all these reasons we did not fall in love with it like we hoped…And as if it would not be enough, afterwards came the “robberies” of the boats that cross the Lake O´Higgins and the Laguna del Desierto, an inappropriate price permitted by the monopoly and the obsession for easy money. We will never forget the border crossing between Chile and Argentina. The accumulated fatigue, our low front panniers and the rain´s consequences (swollen rivers, huge muddy areas and fallen trees) made it a very “entertaining” route. Luckily the views cure everything! That sunset gazing at the Fitz Roy´s stunning silhouette is an image that will stay forever in our memories. That mountain has something extraordinary, a perfect shape that bewitches who is contemplating it. And with a splendid sun we finally arrive in El Chalten, famous for its hiking opportunities and among cyclists because of Flor´s Casa Ciclista. For 4 years she altruistically hosted lots of us and now she reconverted the Casa into a camping-hostel. The sun shined for 3 days and joined the party. The amount and intensity of rain lowered but our old enemy, the wind, came back. That´s life, and that´s Patagonia.
But this is another story… (pictures below)
We always thought that the rain wouldn´t last long and that spring would settle in soon in Patagonia to give way to summer. Poor fools. The winter had been very dry, so now it was time for rain, delight for the locals and disgrace for unlucky cyclists. For the next two months the weather would always be the same, a few days in a row without rain and a few days in a row with non-stop rain, so we took advantage of the days of “truce” to cycle and keep on heading south. We left Bariloche, cycled through El Bolson and Los Alerces National Park and arrived in Trevelin, where Heike and Rolo gave us shelter and excellent company. Then we entered Chile, an odd country where lettuce and tomatoes are considered a danger for national security and therefore they check you out with dogs to be sure that you won´t smuggle in a radioactive capsicum or an onion with plutonium. Strange country that worries about these things while they are letting huge fish emporiums pollute and destroy their coastline...
There we took the famous Carretera Austral, more than 1000 km along the western side of the Andes (the rainy and consequently the green and lush side), an authentic magnet for cyclists and motor bikers from all over t he world. The Andes act like a barrier against the clouds that come from the sea, which explains why the Argentinean side is so dry and treeless. We cannot deny that it is a beautiful itinerary, but it is not the same to enjoy it with the sun than suffering it with bad weather. At least for us, it is impossible to pretend that it is the same. We did not have the luck to enjoy neither its countless camping opportunities, nor nice and idyllic lunches. Ours was like a race between cat and mouse in a cold atmospheric and human environment. Maybe because of all these reasons we did not fall in love with it like we hoped…And as if it would not be enough, afterwards came the “robberies” of the boats that cross the Lake O´Higgins and the Laguna del Desierto, an inappropriate price permitted by the monopoly and the obsession for easy money. We will never forget the border crossing between Chile and Argentina. The accumulated fatigue, our low front panniers and the rain´s consequences (swollen rivers, huge muddy areas and fallen trees) made it a very “entertaining” route. Luckily the views cure everything! That sunset gazing at the Fitz Roy´s stunning silhouette is an image that will stay forever in our memories. That mountain has something extraordinary, a perfect shape that bewitches who is contemplating it. And with a splendid sun we finally arrive in El Chalten, famous for its hiking opportunities and among cyclists because of Flor´s Casa Ciclista. For 4 years she altruistically hosted lots of us and now she reconverted the Casa into a camping-hostel. The sun shined for 3 days and joined the party. The amount and intensity of rain lowered but our old enemy, the wind, came back. That´s life, and that´s Patagonia.
But this is another story… (pictures below)
Italiano
Eravamo convinti che la pioggia sarebbe durata poco e che la primavera si sarebbe stabilizzata in Patagonia, dando spazio all´estate. Poveri illusi. L´inverno é stato particolarmente secco, quindi ora ci toccava la pioggia, un piacere per la gente locale e una disgrazia per i ciclisti sfigati. Nei prossimi due mesi il tempo sará sempre uguale, alcuni giorni di seguito senz´acqua e altri giorni di seguito con pioggia senza sosta, perció abbiamo aprofittato dei momenti di tregua per pedalare e continuare il nostro viaggio verso sud. Siamo partiti da Bariloche e passando per El Bolson ed il parco nazionale Los Alerces siamo arrivati a Trevelin, dove Heike e Rolo ci hanno dato rifugio ed ottima compagnia. Poi siamo entrati in Cile, uno strano paese dove considerano la lattuga ed i pomodori pericolosi per la sicurezza nazionale e perció ti controllano con cani, casomai volessi passare la frontiera con peperoni radiottivi o cipolle al plutonio. Uno strano paese che si preoccupa tanto per queste sciocchezze e nel frattempo lascia che enormi imprese di pesca inquinino e distruggano le sue coste...
Lí abbiamo preso la famosa Carretera Austral, piú di mille km lungo il ato occidentale delle Ande (quello che fruisce delle piogge e quindi é verde e frondoso), che sono un autentico magnete per cicloturisti e motociclisti di tutto il mondo. Le Ande fanno da barriera alle nuvole che arrivano dal mare, per questo il lato argentino é cosí arido e privo di alberi. Non possiamo negare che sia un itinerario magnifico, peró non é la stessa cosa goderselo col sole che soffrirlo col brutto tempo. É impossibile, almeno per noi, far finta che sia la stessa cosa. Non abbiamo avuto la fortuna di goderci le sue innumerevoli possibilitá di accampata, né gradevoli pranzi in posti paradisiaci...la nostra é stata una corsa tra gatto e topo in un ambiente atmosferico e umano piuttosto freddo. Forse é per tutte queste ragioni che la Carretera non ci ha incantati come ci aspettavamo... Non bastasse, poi é arrivata la “rapina” delle barche che bisogna prendere per attraversare il lago O´Higgins e la Laguna del Deserto, uno sproposito permesso dal monopolio e dall´ossessione per il denaro facile. Ci ricorderemo per sempre il valico di frontiera tra il Cile e l´Argentina. La stanchezza accumulata, le borse anteriori della bici troppo basse e le conseguenze della pioggia, con fiumiciattoli ingrossati, enormi pantani e alberi caduti, hanno reso questo tragitto “divertente”. Meno male che la vista ci ha fatto passare tutto! Vedere il tramonto apparire sul profilo del Fitz Roy é un paesaggio da cartolina che rimarrá impresso nella nostra memoria per sempre. Questa montagna possiede qualcosa di speciale, una forma perfetta che strega chi la contempla. E con un sole spettacolare siamo arrivati a El Chalten, famoso per i suoi trekking e tra i cicloviaggiatori per la Casa Ciclista di Flor, che per quattro anni ha altruisticamente ospitato decine di noi e ora ha trasformato il posto in un campeggio-ostello. Il sole si é fatto vedere per tre giorni unendosi alla festa. La quantitá e l´intensitá della pioggia é diminuita ma si é rifatto vivo il nostro vecchio nemico, il vento. Cosí e la vita, cosí é la Patagonia.
Peró questa é un´altra storia...
Eravamo convinti che la pioggia sarebbe durata poco e che la primavera si sarebbe stabilizzata in Patagonia, dando spazio all´estate. Poveri illusi. L´inverno é stato particolarmente secco, quindi ora ci toccava la pioggia, un piacere per la gente locale e una disgrazia per i ciclisti sfigati. Nei prossimi due mesi il tempo sará sempre uguale, alcuni giorni di seguito senz´acqua e altri giorni di seguito con pioggia senza sosta, perció abbiamo aprofittato dei momenti di tregua per pedalare e continuare il nostro viaggio verso sud. Siamo partiti da Bariloche e passando per El Bolson ed il parco nazionale Los Alerces siamo arrivati a Trevelin, dove Heike e Rolo ci hanno dato rifugio ed ottima compagnia. Poi siamo entrati in Cile, uno strano paese dove considerano la lattuga ed i pomodori pericolosi per la sicurezza nazionale e perció ti controllano con cani, casomai volessi passare la frontiera con peperoni radiottivi o cipolle al plutonio. Uno strano paese che si preoccupa tanto per queste sciocchezze e nel frattempo lascia che enormi imprese di pesca inquinino e distruggano le sue coste...
Lí abbiamo preso la famosa Carretera Austral, piú di mille km lungo il ato occidentale delle Ande (quello che fruisce delle piogge e quindi é verde e frondoso), che sono un autentico magnete per cicloturisti e motociclisti di tutto il mondo. Le Ande fanno da barriera alle nuvole che arrivano dal mare, per questo il lato argentino é cosí arido e privo di alberi. Non possiamo negare che sia un itinerario magnifico, peró non é la stessa cosa goderselo col sole che soffrirlo col brutto tempo. É impossibile, almeno per noi, far finta che sia la stessa cosa. Non abbiamo avuto la fortuna di goderci le sue innumerevoli possibilitá di accampata, né gradevoli pranzi in posti paradisiaci...la nostra é stata una corsa tra gatto e topo in un ambiente atmosferico e umano piuttosto freddo. Forse é per tutte queste ragioni che la Carretera non ci ha incantati come ci aspettavamo... Non bastasse, poi é arrivata la “rapina” delle barche che bisogna prendere per attraversare il lago O´Higgins e la Laguna del Deserto, uno sproposito permesso dal monopolio e dall´ossessione per il denaro facile. Ci ricorderemo per sempre il valico di frontiera tra il Cile e l´Argentina. La stanchezza accumulata, le borse anteriori della bici troppo basse e le conseguenze della pioggia, con fiumiciattoli ingrossati, enormi pantani e alberi caduti, hanno reso questo tragitto “divertente”. Meno male che la vista ci ha fatto passare tutto! Vedere il tramonto apparire sul profilo del Fitz Roy é un paesaggio da cartolina che rimarrá impresso nella nostra memoria per sempre. Questa montagna possiede qualcosa di speciale, una forma perfetta che strega chi la contempla. E con un sole spettacolare siamo arrivati a El Chalten, famoso per i suoi trekking e tra i cicloviaggiatori per la Casa Ciclista di Flor, che per quattro anni ha altruisticamente ospitato decine di noi e ora ha trasformato il posto in un campeggio-ostello. Il sole si é fatto vedere per tre giorni unendosi alla festa. La quantitá e l´intensitá della pioggia é diminuita ma si é rifatto vivo il nostro vecchio nemico, il vento. Cosí e la vita, cosí é la Patagonia.
Peró questa é un´altra storia...
Reflejos que despistan…
Reflections that confuse…
Riflessi che confondono…
|
Y por fin llegamos a la famosa
Carretera Austral!
And
finally we arrived to the famous Carretera Austral!
E finalmente siamo arrivati alla famosa
Carretera Austral!
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Atracción total por los bosques.
Attraction for forests.
Attrazione per i boschi.
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Un alto en el camino. Mejor no mirar atrás…
A
break on the road. It is better not to look back…
Una pausa per strada. É meglio non
guardarsi indietro…
|
Dura y bella Carretera Austral.
Tough
and beautiful Carretera Austral.
Dura e bella Carretera Austral.
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Solo falta el burro y el pastor con
boina.
Only
the donkey and the shepherd with the Basque hat are missing.
Mancano solo l´asino e il pastore con
il berretto.
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Curvas
nunca faltan…
There
is never a shortage of curves…
Le curve non mancano mai…
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En Puerto Yungay el cielo cayó sobre
nuestras cabezas…
In
Puerto Yungay heaven fell down on our heads…
A Puerto Yungay il cielo ci
é caduto in testa... |
Cuando no llovía hacía un frío del
carajo.
When
it was no training it was really cold.
Quando non pioveva faceva un freddo
cane.
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Argentina está cerca.
Argentina is close.
L´Argentina é vicina.
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Árboles patagónicos.
Patagonian trees.
Alberi patagonici.
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Eve se lo pasó bomba.
Eve had a great time.
Eve se l´é proprio spassata.
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The End…
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Recuerdos australes.
Austral memories.
Ricordi australi.
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Hola, el año pasado recorrimos este mismo camino entre Puerto Montt i El Chaltén durante los meses de noviembre y diciembre. Leyendo vuestro artículo me doy cuenta de la inmensa suerte que tuvimos ya que sólo nos llovió seis días seguidos y alguna llovizna sin importancia en cinco semanas de viaje. ¡Tenemos fotos en los mismos sitios que vosotros!. Paisajes incomparables y noches de camping junto a arroyos de aguas puras, también fuímos huéspedes en Puerto Yungay y pasamos de largo de la cabaña camino a Villa O'Higgins para acampar en un lugar magnífico unos kilómetros más allá.
ResponderEliminarEl atraco para cruzar los lagos es más que notable aunque al estar nosotros de vacaciones y no en viaje de largo recorrido siempre es más llevadero. Y el recorrido por los senderos a Lago del desierto, ¡ay! de lo más divertido (y duro) del viaje, al final mi compañera de viaje cruzaba ríos y barrizales sin quitarse las botas a puro "huevo".
Recordamos cada momento con una nostalgia inmensa.
Fantástico chicos!!! Siempre fui al Chalten desde Calafate, pendiente espero para el año que viene por el lado chileno.Abrazo y Feliz Año!!!!!!
ResponderEliminarAupa bikote!!! Zeinen handiak zareten.Ez dago euririk, ekaitzik, eguraldi txarrik zuen indarra geratuko duenik. Handiak zarete. Zeinen ederra duela urtebete bizitakoa zuekin berriz ere bizitzea. Eskerrik askoooo!!!
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