English below
Cuando atravesamos el puente de La Quiaca supimos que finalizábamos un capítulo de Sudamérica y empezábamos el último, el que nos llevaría por las europeizadas Argentina y Chile. Los pueblos originarios de los Andes quedaban atrás y atrás quedaba su cultura. Sabíamos que los argentinos son receptivos con los viajeros y que su carácter abierto los convierte en un territorio amigo para cicloviajeros, pero no nos imaginábamos que sería para tanto. Como tampoco nos imaginamos lo mal conductores que son y las terribles carreteras que tienen. Y es que de los cuarenta países pedaleados hasta ahora, Argentina tiene, con mucha diferencia, las peores carreteras asfaltadas de todos. Pedalear esta sección del norte de Argentina no ha sido divertido desde el punto de vista del pedaleo debido a la estrechez, mala calidad del asfalto y ausencia de arcén de sus carreteras. Nos han dicho que en el sur la cosa mejora y esperamos que así sea porque parecería que para muchos conductores argentinos los ciclistas no merecemos vivir. Y a los que no nos crean les invitamos a pedalear por las carreteras 9, 16 ó 12 y ver qué sienten cuando están a punto de convertirse en un sándwich de camiones.
Es en estas situaciones cuando aparece la magia del viaje, cuando habiendo gastado un par de vidas en la ruta llegas a un pueblito y te dejas llevar. Empiezas renegando del tráfico y de lo inútiles que son los conductores y acabas bebiendo mate y hablando de la vida con alguien que te tratará como un amigo de toda la vida. Si hay algo que a los argentinos les encanta es charlar y nos ha venido muy bien puesto que hacía mucho tiempo que no conversábamos tanto. Pero ha sido la hospitalidad de la gente lo que nos ha enganchado a este país. No ha habido un solo día en Argentina que no hayamos tenido una maravillosa experiencia humana, un auténtico récord de buena racha y una mala costumbre para un pelotón que se había habituado a la timidez andina.
La Quebrada de Humahuaca nos bajó de las alturas, Purmamarca nos regaló amigos, Jujuy un lujo olvidado y Salta nos engatusó con sus empanadas y nos trasladó 500 años atrás con sus increíbles momias incas. Después llegó el Chaco, región pobre y olvidada donde disfrutamos, a pesar del viento (siempre en contra), de sus solitarias llanuras, tórridos mediodías y mates de hermandad. Jamás podremos olvidar la pizza casera de Elisa y el asado y demás delicatesen de la familia de Alfredo en Machagai, donde fuimos familia, y no huéspedes. Pasamos por Resistencia (con ese nombre no se puede pasar de largo) donde Gustavo y Andrés nos recordaron que “ningún lugar queda lejos” y donde vivimos lo que significa un asadito dominical en un parque cualquiera. Y entre debates políticos de si Macri sí o Macri no, como sucede en cada esquina del país, llegamos a la provincia de Corrientes. Allí nos alojó el único Cuerpo de bomberos que se apiadó de nosotros y pasamos por el mausoleo del Gauchito Gil en Mercedes, donde se venera a este gaucho que se dedicó a hacer milagros una vez decapitado, o eso aseguran sus seguidores. A nosotros quien nos cautivó fue Antonio, en Chavarría, que nos vio en el parque bebiendo limonada y nos llevó a su casa para hablarnos con una franqueza entrañable de su vida y sus penas, acompañados por los versos de Martín Fierro, un gaucho más creíble que el Gauchito de Mercedes… Y en Corrientes descubrimos un lugar al que nos retiraríamos si quisiéramos desconectar del mundo: los Esteros del Iberá. Allí Evelin se fusionó con los animales gracias a nuestros amigos Roque y María, quienes ayudados del loro Betoben se encargaron de que olvidáramos nuestras penas de la ruta por unos días. Y en Misiones la orografía enloqueció y la tierra se volvió roja, el clima se “tropicalizó” y llegaron las plantaciones de la bebida nacional argentina: el mate. Allí, Fiamma nos regaló todo lo necesario para disfrutar de la amargura del mate, que socializa países y relaja cicloviajeros. El calor hace que especialmente en el norte se beba el mate frío aderezado con zumo de naranja, bebida que llaman “Tereré”. Los jesuitas fueron los primeros en conocer, de la mano de los guaraníes, los secretos de esta yerba sagrada. Y es que en la provincia de Misiones hubo entre los siglos XVI y XIX varias misiones jesuíticas guaraníes que protegieron y modificaron, probablemente a partes iguales, la cultura guaraní. Algo hay en la atmósfera cuando se pasea por sus ruinas. Y del silencio de las misiones pasamos al ruido ensordecedor de la fuerza brutal de la naturaleza en las Cataratas de Iguazú, un espectáculo que no se puede describir, como bien sabe Leopoldo Lucas que nos dio la bienvenida y nos llevó a vivirlo. Con vistas al río Paraná desde el paraíso particular que construyó Carlos Zárate, su hija Carla nos mimó sin merecerlo para dar por finalizada nuestra etapa norteña argentina. Vaya final.
Han sido unas semanas insuperables, más que suficientes para saber que esto no ha hecho más que comenzar. Nos sentimos felices en Argentina y contentos del cambio de rumbo que dimos a última hora en Bolivia. Fuera llueve sin parar y hace un frío húmedo que nos recuerda que aún estamos en invierno. Acabamos de salir de Buenos Aires con el recuerdo de Carlitos, que canta tangos en La Boca desde cuando la vida era en blanco y negro y ahora debemos dirigirnos hacia Bahía Blanca para tramitar un pasaporte nuevo. El actual está a punto de morir, no le quedan más páginas y está abrumado de recuerdos…
Pero esa, será otra historia… (fotos debajo)
English
When we crossed the Quiaca bridge we knew that one South American chapter was ending and that the last one was starting, leading our way to the Europeanized Argentina and Chile and leaving behind the native people and culture of the Andes. We knew that Argentineans are very receptive to travellers and that their open character turns Argentina into friendly territory for bike travellers, but we would never imagine something like this. At the same time, we did not expect such terrible drivers and horrible roads. Of the 40 countries cycled during this trip, Argentina has by far the worst asphalted roads. To cycle Northern Argentina has not been fun at all due to the narrowness of the roads, the bad quality tarmac and the lack of side lanes. We have been told that in the South things get better and we really hope that it will happen, because it seems that for most of the drivers, we cyclists do not deserve to live. For those who do not believe us, we invite you to cycle along the roads 9, 16 or 12 and to find out what it feels like to be about to become a truck sandwich.
In these kinds of situations the magic of travelling materializes, when after spending two lives on the road you arrive to a village and let yourself carry away. You start with cursing the traffic and drivers and you finish drinking mate and talking about life with someone who will treat you like a lifelong friend. Argentinean love chatting and we really enjoyed that. But their hospitality absolutely made us fall in love with this country. Not one day went by without a wonderful human experience, a true run of good luck and a bad habit for a team who was used to the Andean shyness.
The Humahuaca mountain range brought us to lower altitude, Purmamarca gave us friends, Jujuy a forgotten luxury and Salta conquered us with its empanadas and brought us back 500 years with its incredible mummies. Then came the Chaco Province, a poor and forgotten region where, despite the constant headwind, we enjoyed the lonely plains, scorching hot mid days and brotherhood mates. We will never forget Elisa´s homemade pizzas and Alfredo´s and his family’s asado and fine food in Machagai, where we were family, not guests. We passed through Resistencia (with such a name, you have to visit), where Gustavo and Andrés reminded us that “no place is too far away” and where we experienced a Sunday asado in a park. And among political debates about Macri yes or Macri no, something happening in every corner of the country, we arrived in the Corrientes Province. There we were hosted by the only Argentinean fireman station that had pity for us and stopped over in the Gauchito Gil Mausoleum in Mercedes, where people worship this gaucho who, according to his followers, did miracles after he was beheaded. We were captivated by Antonio, in Chavarría, who saw us drinking lemonade in a park and brought us to his home to tell us about his life and troubles with touching frankness, accompanied by the poetry of Martín Fierro, a much more credible gaucho than the one of Mercedes…In Corrientes we discovered a place where we would move if we would like to disconnect from the world: the Esteros del Iberá. There Evelin connected with the animals thanks to our friends Roque and María, who, together with their parrot Betoben, made us forget about our troubles on the road. In Misiones the terrain went crazy and the soil turned red, the climate became tropical and plantations of mate, the national drink, appeared. Fiamma gave us everything we needed to enjoy the bitterness of mate, a herb that makes countries socialize and relaxes bike travellers. Because of the heat, especially in the North, mate is taken cold, mixed together with orange juice, and this drink is called “Tereré”. Thanks to the knowledge of the Guaranies, Jesuits have been the first white people to get in contact with the secrets of this holy herb. Between the 16th and 19th century, in Misiones Province existed many Jesuit missions that protected and in equal measure modified Guaraní culture. There is something in the air when you stroll through these ruins. From the silence of the missions we went to the deafening noise of the brutal force of nature in Iguazú waterfalls. A show that cannot be described, as Leopoldo Lucas knows, who welcomed us there and brought us to visit. From the private paradise built by Carlos Zárate, we had wonderful views upon the Paraná River and were spoiled by his daughter Carla. What a great way to end our Northern Argentinean stage!
These weeks have been unbeatable, more than enough to realize that this is just the beginning. We are happy to be in Argentina and about our last minute change of direction in Bolivia. Outside the rain is not stopping and a humid cold climate reminds us that we are still in winter. We just left Buenos Aires with a fond memory of Carlitos, who sings tango in the Boca since life was in black and white, and now we are heading to Bahía Blanca because we have to apply for a new passport. The old one is about to die, has no pages left and is overwhelmed with memories…
But this is another story…
Cuando atravesamos el puente de La Quiaca supimos que finalizábamos un capítulo de Sudamérica y empezábamos el último, el que nos llevaría por las europeizadas Argentina y Chile. Los pueblos originarios de los Andes quedaban atrás y atrás quedaba su cultura. Sabíamos que los argentinos son receptivos con los viajeros y que su carácter abierto los convierte en un territorio amigo para cicloviajeros, pero no nos imaginábamos que sería para tanto. Como tampoco nos imaginamos lo mal conductores que son y las terribles carreteras que tienen. Y es que de los cuarenta países pedaleados hasta ahora, Argentina tiene, con mucha diferencia, las peores carreteras asfaltadas de todos. Pedalear esta sección del norte de Argentina no ha sido divertido desde el punto de vista del pedaleo debido a la estrechez, mala calidad del asfalto y ausencia de arcén de sus carreteras. Nos han dicho que en el sur la cosa mejora y esperamos que así sea porque parecería que para muchos conductores argentinos los ciclistas no merecemos vivir. Y a los que no nos crean les invitamos a pedalear por las carreteras 9, 16 ó 12 y ver qué sienten cuando están a punto de convertirse en un sándwich de camiones.
Es en estas situaciones cuando aparece la magia del viaje, cuando habiendo gastado un par de vidas en la ruta llegas a un pueblito y te dejas llevar. Empiezas renegando del tráfico y de lo inútiles que son los conductores y acabas bebiendo mate y hablando de la vida con alguien que te tratará como un amigo de toda la vida. Si hay algo que a los argentinos les encanta es charlar y nos ha venido muy bien puesto que hacía mucho tiempo que no conversábamos tanto. Pero ha sido la hospitalidad de la gente lo que nos ha enganchado a este país. No ha habido un solo día en Argentina que no hayamos tenido una maravillosa experiencia humana, un auténtico récord de buena racha y una mala costumbre para un pelotón que se había habituado a la timidez andina.
La Quebrada de Humahuaca nos bajó de las alturas, Purmamarca nos regaló amigos, Jujuy un lujo olvidado y Salta nos engatusó con sus empanadas y nos trasladó 500 años atrás con sus increíbles momias incas. Después llegó el Chaco, región pobre y olvidada donde disfrutamos, a pesar del viento (siempre en contra), de sus solitarias llanuras, tórridos mediodías y mates de hermandad. Jamás podremos olvidar la pizza casera de Elisa y el asado y demás delicatesen de la familia de Alfredo en Machagai, donde fuimos familia, y no huéspedes. Pasamos por Resistencia (con ese nombre no se puede pasar de largo) donde Gustavo y Andrés nos recordaron que “ningún lugar queda lejos” y donde vivimos lo que significa un asadito dominical en un parque cualquiera. Y entre debates políticos de si Macri sí o Macri no, como sucede en cada esquina del país, llegamos a la provincia de Corrientes. Allí nos alojó el único Cuerpo de bomberos que se apiadó de nosotros y pasamos por el mausoleo del Gauchito Gil en Mercedes, donde se venera a este gaucho que se dedicó a hacer milagros una vez decapitado, o eso aseguran sus seguidores. A nosotros quien nos cautivó fue Antonio, en Chavarría, que nos vio en el parque bebiendo limonada y nos llevó a su casa para hablarnos con una franqueza entrañable de su vida y sus penas, acompañados por los versos de Martín Fierro, un gaucho más creíble que el Gauchito de Mercedes… Y en Corrientes descubrimos un lugar al que nos retiraríamos si quisiéramos desconectar del mundo: los Esteros del Iberá. Allí Evelin se fusionó con los animales gracias a nuestros amigos Roque y María, quienes ayudados del loro Betoben se encargaron de que olvidáramos nuestras penas de la ruta por unos días. Y en Misiones la orografía enloqueció y la tierra se volvió roja, el clima se “tropicalizó” y llegaron las plantaciones de la bebida nacional argentina: el mate. Allí, Fiamma nos regaló todo lo necesario para disfrutar de la amargura del mate, que socializa países y relaja cicloviajeros. El calor hace que especialmente en el norte se beba el mate frío aderezado con zumo de naranja, bebida que llaman “Tereré”. Los jesuitas fueron los primeros en conocer, de la mano de los guaraníes, los secretos de esta yerba sagrada. Y es que en la provincia de Misiones hubo entre los siglos XVI y XIX varias misiones jesuíticas guaraníes que protegieron y modificaron, probablemente a partes iguales, la cultura guaraní. Algo hay en la atmósfera cuando se pasea por sus ruinas. Y del silencio de las misiones pasamos al ruido ensordecedor de la fuerza brutal de la naturaleza en las Cataratas de Iguazú, un espectáculo que no se puede describir, como bien sabe Leopoldo Lucas que nos dio la bienvenida y nos llevó a vivirlo. Con vistas al río Paraná desde el paraíso particular que construyó Carlos Zárate, su hija Carla nos mimó sin merecerlo para dar por finalizada nuestra etapa norteña argentina. Vaya final.
Han sido unas semanas insuperables, más que suficientes para saber que esto no ha hecho más que comenzar. Nos sentimos felices en Argentina y contentos del cambio de rumbo que dimos a última hora en Bolivia. Fuera llueve sin parar y hace un frío húmedo que nos recuerda que aún estamos en invierno. Acabamos de salir de Buenos Aires con el recuerdo de Carlitos, que canta tangos en La Boca desde cuando la vida era en blanco y negro y ahora debemos dirigirnos hacia Bahía Blanca para tramitar un pasaporte nuevo. El actual está a punto de morir, no le quedan más páginas y está abrumado de recuerdos…
Pero esa, será otra historia… (fotos debajo)
English
When we crossed the Quiaca bridge we knew that one South American chapter was ending and that the last one was starting, leading our way to the Europeanized Argentina and Chile and leaving behind the native people and culture of the Andes. We knew that Argentineans are very receptive to travellers and that their open character turns Argentina into friendly territory for bike travellers, but we would never imagine something like this. At the same time, we did not expect such terrible drivers and horrible roads. Of the 40 countries cycled during this trip, Argentina has by far the worst asphalted roads. To cycle Northern Argentina has not been fun at all due to the narrowness of the roads, the bad quality tarmac and the lack of side lanes. We have been told that in the South things get better and we really hope that it will happen, because it seems that for most of the drivers, we cyclists do not deserve to live. For those who do not believe us, we invite you to cycle along the roads 9, 16 or 12 and to find out what it feels like to be about to become a truck sandwich.
In these kinds of situations the magic of travelling materializes, when after spending two lives on the road you arrive to a village and let yourself carry away. You start with cursing the traffic and drivers and you finish drinking mate and talking about life with someone who will treat you like a lifelong friend. Argentinean love chatting and we really enjoyed that. But their hospitality absolutely made us fall in love with this country. Not one day went by without a wonderful human experience, a true run of good luck and a bad habit for a team who was used to the Andean shyness.
The Humahuaca mountain range brought us to lower altitude, Purmamarca gave us friends, Jujuy a forgotten luxury and Salta conquered us with its empanadas and brought us back 500 years with its incredible mummies. Then came the Chaco Province, a poor and forgotten region where, despite the constant headwind, we enjoyed the lonely plains, scorching hot mid days and brotherhood mates. We will never forget Elisa´s homemade pizzas and Alfredo´s and his family’s asado and fine food in Machagai, where we were family, not guests. We passed through Resistencia (with such a name, you have to visit), where Gustavo and Andrés reminded us that “no place is too far away” and where we experienced a Sunday asado in a park. And among political debates about Macri yes or Macri no, something happening in every corner of the country, we arrived in the Corrientes Province. There we were hosted by the only Argentinean fireman station that had pity for us and stopped over in the Gauchito Gil Mausoleum in Mercedes, where people worship this gaucho who, according to his followers, did miracles after he was beheaded. We were captivated by Antonio, in Chavarría, who saw us drinking lemonade in a park and brought us to his home to tell us about his life and troubles with touching frankness, accompanied by the poetry of Martín Fierro, a much more credible gaucho than the one of Mercedes…In Corrientes we discovered a place where we would move if we would like to disconnect from the world: the Esteros del Iberá. There Evelin connected with the animals thanks to our friends Roque and María, who, together with their parrot Betoben, made us forget about our troubles on the road. In Misiones the terrain went crazy and the soil turned red, the climate became tropical and plantations of mate, the national drink, appeared. Fiamma gave us everything we needed to enjoy the bitterness of mate, a herb that makes countries socialize and relaxes bike travellers. Because of the heat, especially in the North, mate is taken cold, mixed together with orange juice, and this drink is called “Tereré”. Thanks to the knowledge of the Guaranies, Jesuits have been the first white people to get in contact with the secrets of this holy herb. Between the 16th and 19th century, in Misiones Province existed many Jesuit missions that protected and in equal measure modified Guaraní culture. There is something in the air when you stroll through these ruins. From the silence of the missions we went to the deafening noise of the brutal force of nature in Iguazú waterfalls. A show that cannot be described, as Leopoldo Lucas knows, who welcomed us there and brought us to visit. From the private paradise built by Carlos Zárate, we had wonderful views upon the Paraná River and were spoiled by his daughter Carla. What a great way to end our Northern Argentinean stage!
These weeks have been unbeatable, more than enough to realize that this is just the beginning. We are happy to be in Argentina and about our last minute change of direction in Bolivia. Outside the rain is not stopping and a humid cold climate reminds us that we are still in winter. We just left Buenos Aires with a fond memory of Carlitos, who sings tango in the Boca since life was in black and white, and now we are heading to Bahía Blanca because we have to apply for a new passport. The old one is about to die, has no pages left and is overwhelmed with memories…
But this is another story…
Un inmenso país por delante, el rico
postre americano… Próxima
estación: Ushuaia.
A
huge country ahead of us, our yummy American desert…Next stop: Ushuaia.
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Montañas de colores a lo largo de la
Quebrada de Humahuaca.
Colourful
mountains along the Humahuaca mountain range.
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Escapábamos del frío boliviano. Últimas
cascadas de hielo…
We
were running away from the Bolivian cold. The last ice waterfalls…
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Un cuadro.
A painting.
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Primer asadito. Argentina es unos de
los países más carnívoros del mundo.
First
asado. Argentina is one of the world´s
biggest meat consuming countries.
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Una de las pocas ocasiones en las que
hemos dormido por nuestra cuenta…
One
of the few times that we did not sleep in or near someone’s house…
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El momento mágico del mate. Una buena
conversación está servida.
The
magic moment of the mate. A good
conversation is served.
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Nostalgia
australiana.
Australian
nostalgia.
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Vacas pastando con el agua al cuello…
Cows
grazing in the water…
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Decir paz es decir Esteros del Iberá.
To
say peace is to say Esteros del Iberá.
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Roque, que regenta el maravilloso
“Hospedaje San Cayetano” con su esposa María, nos dio toda una lección de
conocimiento de la fauna y la historia del lugar y nos llevó por los esteros a
ver los yacarés (caimanes, en guaraní) y demás animales. Si alguien quiere
venir a este paraíso, que no dude en contratarlos!
Roque, who together with
his wife María manages the wonderful “Hospedaje San Cayetano”, gave us a huge
lesson about the fauna and history of the area and brought us through the
esteros looking for yacarés (caimans,
in Guaraní language) and other animals. If you plan to visit this paradise, do
not doubt in hiring them!
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El cómico
Carpincho, el roedor más grande del mundo.
The funny carpincho,
the world´s largest rodent.
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Dentadura perfecta. Evelin en su salsa…
Perfect teeth. Evelin
in her element…
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Parecería
que él también tiene problemas para llegar a fin de mes…
It seems he also struggles to make ends meet...
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El norte
de Argentina es un lugar perfecto para aquellos a los que les gusten los
pájaros.
Argentina´s North is a good spot for birdwatchers.
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Escuchar los pájaros mientras ves el atardecer
sobre el río Paraná en la ciudad de Puerto Iguazú es un lujo al alcance de
todos. El reposo del guerrero perfecto, el mejor lugar para relajar las piernas
y el espíritu son las “Cabañas Panambí”.
To listen to birds while
you are watching the sunset over the Paraná River in Puerto Iguazú is a luxury
available to everyone. The perfect rest, the best place to relax our legs and
soul are the “Cabañas Panambí”.
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Que bueno que les agrade tanto mi país, luego de venir viendo tantos otros paisajes en otros.... Las rutas, si, es la ppal duda que tengo para empezar mi viaje (hablamos en Resistencia, su charla)... en semanas parto y espero cruzarlos de nuevo en el Sur, o donde el destino así lo desee... Abrazos y seguid disfrutando..
ResponderEliminarLo mismo para tu viaje, suerte!!!!!!!!!!!!
EliminarCheeeeee boludos!!! Zeinen ongi ibiltzen den Argentina, ezta? Gure herrialderik gogokoenetako bat zalantzarik gabe. Hilabete politak dituzue aurretik eta gozatu. Guk etxetik jarraituko dugu eta... arrazoia duzu, Messi hobea da.
ResponderEliminarJa ja ja! Milesker monstruos! Raulekin izan ginen eta zuen argazkiak bere tallerrean :)
EliminarGora gu ta gutarrak!!!!!!
Cosas maravillosas las que están viviendo e igual de maravilloso es que las compartan de una manera tan rica. Se saborea la corta narración y las fotos son fabulosas. Les mandamos muchos abrazos y nuestros mejores deseos para su largo rodar.
ResponderEliminarGracias Carlos, siempre son alentadoras tus palabras!!! abrazos!
EliminarFue muy grato conocerlos y poder compartir un poquito de vuestro tiempo, conocer lo que estan haciendo; espero les agrade mi pais y en todos los lugares sean bienvenidos.Fue un placer poder prestarles un servicio, aunque pequeño para nosotros pero espero gratificante y comodo para Uds.Dios los bendiga en su rodar.Parroquia Del Carril(Bs. As.)Abrazo.MIMI.
ResponderEliminarMimi! muchas gracias por prestarnos aquel espacio, fue perfecto!!!! Te deseamos lo mejor junto a tu hija!!!!! besos!!!
EliminarKaixo bikote. Zelan hortik? Ondo ezta? Argazkiak eta idatzi duzuena ikaragarria da. Zer inbidian ematen didazuen. Hemendik jada rutinan sartuta baina gustora ere. Beno wapos patxo handi bat eta ea egunen batean Skype egingo dugun. Patxo erraldoi bat
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