English below...
Italiano in basso...
Hay vistas que hipnotizan. Nos ocurrió con el Registán de Samarcanda, el monte Everest, Canyonlands, Machu Picchu o la Garganta del Diablo en Iguazú. La última vez ocurrió con el Fitz Roy, o Cerro Chaltén. Uno no puede dejar de agradecer poder estar ahí delante, en paz, absorbiendo para el recuerdo toda esa belleza. Cuando eso ocurre la vida es aún más maravillosa.
Addio famiglia. Addio Ushuaia. Addio Argentina. Addio Sudamerica
É ora di godersi l´Africa.
Peró questa é un´altra storia...
Italiano in basso...
Hay vistas que hipnotizan. Nos ocurrió con el Registán de Samarcanda, el monte Everest, Canyonlands, Machu Picchu o la Garganta del Diablo en Iguazú. La última vez ocurrió con el Fitz Roy, o Cerro Chaltén. Uno no puede dejar de agradecer poder estar ahí delante, en paz, absorbiendo para el recuerdo toda esa belleza. Cuando eso ocurre la vida es aún más maravillosa.
A veces la naturaleza te regala lo contrario y te somete a pruebas más propias de la Inquisición. Hablamos del viento patagónico… Nos preparamos muy bien mentalmente ya que en la Patagonia la cabeza es mucho más decisiva que las piernas. La influencia del viento es tan grande que puede hacerte ir desde 3 km/h a 35, según de donde sople el susodicho. Es cambiante aunque casi siempre respetó el componente oeste y sur. Nos resultaba confuso leer en internet que la dirección “mala” para pedalear era de sur a norte. Puede que el viento cambie de mes a mes o de año a año pero nosotros no tuvimos nunca viento con componente norte. Los ciclistas que nos cruzábamos venían lanzados e incluso alguno nos comentó que había hecho 190 km en un día…En nuestro caso tuvimos un buen viento saliendo de El Chaltén, de El Calafate y de Porvenir. El resto fue miserable. Cuando nos agarraba viento de costado era tan violento que debíamos luchar contra él y contra las ráfagas que nos lanzaban hacia la carretera o hacia la cuneta. Otras veces no quedaba otra que echar pie a tierra y empujar la bici a 45º para mantenernos en pie. A unos más que a otros, el viento nos sacude a todos…
Las Torres del Paine las vimos de color rosado al amanecer, cuando nos dirigíamos hacia la frontera chilena. Madrugamos mucho con la esperanza de mitigar los efectos del viento pero no resultó, aquel viento no daba tregua. Para cuando llegamos a Chile el tiempo cambió, como cada vez que hemos entrado en ese país. También nos tocó pasar dos noches bajo la lluvia al calor del fuego de la estación de buses de Cerro Castillo, hasta que nos hartamos y salimos bajo la amenaza de nubes negras como la noche. Ya nos daba igual todo. El mal tiempo nos hizo enfocar mejor el objetivo, que no era otro que Ushuaia. De Puerto Natales a Punta Arenas, viento y más viento y mucha frialdad chilena, las ganas de entrar en la Tierra del Fuego crecían día a día así que cuando cruzamos el estrecho de Magallanes y pusimos pie en la isla fue como si la tan lejana meta del fin del mundo ya no lo fuera tanto. Ahí disfrutamos mucho de unos caminos solitarios y alejados de todo rastro de civilización, territorio de guanacos, ovejas, Estancias, gauchos y algún que otro pingüino perdido. La ruta de las Estancias fue hermosa, tuvimos muy bonitas experiencias en ellas, salvo con la Estancia Rivadavia donde a pesar que nevaba y soplaba un viento infernal no nos dejaron poner la tienda detrás de una caseta semi abandonada. Nos tuvieron al viento un largo rato para venir y decirnos: “no pueden acampar aquí, vayan al bosque”. Solo pedíamos una pared…
Tolhuin es sinónimo de Panadería “La Unión”, de facturitas y hospitalidad. Allí aparecimos en un día ocho cicloviajeros; dos franceses, cuatro suizos y nosotros. Juntos partimos de Tolhuin, juntos acampamos la última noche en el Lago Escondido y juntos llegamos al fin del mundo. Los últimos kilómetros se nos hicieron eternos. Desde el paso Garibaldi era como un deja vu a los días de Alaska ya que paisajísticamente es muy parecido. Sin buscarlo recordábamos el preciso momento en el que comenzamos a rodar en Anchorage un soleado día de mayo de 2013, con Jorge y Vanesa, y se nos vinieron infinidad de imágenes de este hermoso continente a punto de finalizar. Cuando partimos de Alaska, 31.500 km atrás, Ushuaia era un lugar remoto y lejano. Ahora es Alaska el lugar remoto y lejano. Cuando la ciudad se nos apareció y vimos las columnas de bienvenida con el nombre de Ushuaia escrito en ellas se nos pusieron los pelos de punta y por dentro lloramos de emoción. Fue una sensación mágica e inolvidable, un momento para siempre.
Pero ahí no quedaba la cosa. Hacía 36 años que yo, Aitor, no veía a mi familia argentina. Y vive aquí, en Ushuaia. Verlos, abrazarlos y pasar tanto tiempo con ellos ha sido el colofón al final más feliz posible. Nos habíamos propuesto pasar con ellos estas fiestas y darle un empujoncito más a mi tía, que está pasando momentos difíciles de salud. Es una luchadora y la admiramos por ello. A pesar de todo reinó el buen ambiente y reímos mucho, dicen que la risa es la mejor terapia. Los asados de mi tío, los budines de mi tía, los dulces de la Chancha, las pizzas y apaños de Sole, el risotto de Sam, las escapadas a la montaña con Laura, la sorpresa que le dimos a mi tía cuando vio aparecer a su hermana (mi madre), todo está ya grabado en nuestra memoria.
Y ahora qué? El sueño continúa y África es la siguiente estación. Un continente tan distinto como es África nos motiva mucho y por eso hemos decidido ir. Estamos a punto de volar a Ciudad del Cabo para pedalear hacia el norte por la parte este. Aunque terminar en Cairo sería la guinda del pastel no sabemos hasta donde llegaremos. Siempre dijimos que viajamos porque es lo que nos hace felices y que el viaje acabaría cuando nos lo pidiera el cuerpo. Cyclotherapy no viaja por objetivos, por tanto Cairo no lo es. Tenemos la sensación que el final se acerca. Tenemos ganas de cambiar de chip, es hora de hacer otras cosas, de coger otros trenes de la vida. Como hemos hecho en los últimos años dejaremos que sean nuestros corazones quienes dicten sentencia.
Adiós familia. Adiós Ushuaia. Adiós Argentina. Adiós Sudamérica.
Ahora a disfrutar África.
Pero esa, será otra historia…(fotos debajo)
English
Some views are hypnotizing. It happened to us with the Registan in Samarcanda, the Everest mountain, Canyonlands, Machu Picchu or the Devil´s Throat in Iguazú. The last time it happened with the Fitz Roy, or Chaltén mountain. We couldn´t stop feeling thankful for being there, peacefully, soaking up all that beauty. When things like this happen, life is even more beautiful.
Sometimes nature gives you the opposite and puts you through Inquisition-like ordeals. We are talking about the Patagonia wind…We prepared ourselves very well mentally, since in Patagonia mental strenght is much more important than strong legs. The influence of the wind is so powerful that it can make you pedal anything between 3km/h to 35, depending from where it blows. It is very changeable, but most of the times it comes from west and southwest. It was very confusing for us to read in internet that the “wrong” direction to cycle was from south to north. Maybe the wind changes from month to month or from year to year, but we never had wind coming from the north. The cyclists we met going the opposite direction were flying and one told us he managed to do 190 km in one day…We had a tailwind coming out from El Chaltén, El Calafate and Porvenir. The rest was miserable. When we had a crosswind, it was so strong that we had to fight against the gusts that would throw us into the road or into the ditch. Sometimes we had to walk and push the bike at a 45 º angle to be able to stay upright. More or less, everyone gets tortured by the wind.
We saw the Torres del Paine surrounded by a pink colour at sunrise, when we were approaching the Chilean border. We woke up very early, hoping to avoid the hours of strongest wind, but it was useless because the wind was already blowing like crazy. By the time we got to Chile the weather had changed, as usual when we entered this country. We also had to spend two rainy days and nights in the bus station of Cerro Castillo, with a nice fire, until we had enough and decided to leave despite the black clouds. We just did not care anymore. The bad weather made us focus more on our goal, Ushuaia. From Puerto Natales to Punta Arenas, wind and more wind and lots of Chilean indifference, the desire to enter the Tierra del Fuego grew day by day, so when we crossed the Magellan Strait and set foot on the island it was as if our distant goal was not so far away anymore. There we really enjoyed the lonely roads, isolated from the civilisation, land of guanacos, sheep, Estancias, gauchos and some lost penguins. The itinerary of the Estancias has been wonderful. We had nice experiences in them, apart from the Estancia Rivadavia where, even if it was snowing and a dreadful wind was blowing, they did not let us camp behind of a semi abandoned house. They kept us waiting in the wind for a long time and at the end told us “you cannot camp here, go to the woods”. We just had asked for a wall…
Tolhuin is synonymous of bakery “La Unión”, croissants and hospitality. The same day eight touring cyclists showed up: two French, four Swiss and us. Together we left Tolhuin, together we camped the last night at the Lago Escondido and together we arrived to the end of the world. The last kilometres were never-ending. From the Garibaldi pass we had like a deja vu which brought us back to Alaska, with a very similar landscape. We remembered the exact moment when we started cycling in Anchorage on a sunny day of May 2013, with Jorge and Vanesa, and heaps of memories about this beautiful continent about to finish came to our mind. When we left Alaska, 31.500 km ago, Ushuaia was a distant and remote place. Now Alaska is the distant and remote place. When the city appeared and we saw the welcome columns with the name Ushuaia written on them, it was a hair-raising moment and inside we were crying of emotion. It was a magic and unforgettable feeling, a moment for eternity.
But that´s not the end of it. It was 36 years since I, Aitor, had seen my Argentinean family for the last time. And they live here, in Ushuaia. To see them, hug them and spend so much time with them has been the top of the happiest ending possible. We had decided to spent the festivities with them and to encourage a bit more my aunt, who is having a difficult moment with her health. She is a fighter and we admire her for this. Despite of everything the good mood prevailed and we laughed a lot, they say that laughing is the best therapy. My uncle´s asados, my aunty´s cakes, Chancha´s desserts, Sole´s pizzas and fix-ups, Sam´s risottos, the mountain trips with Laura, the surprise we gave to my aunty when she saw her sister (my mom) appear, everything is already recorded in our memory.
And now what? The dream goes on and Africa is the next stop. Such a different continent motivates us a lot and this is why we decided to go. We are about to fly to Cape Town to cycle north along the Eastern side of Africa. Even if to finish in Cairo would be the icing on the cake, we do not know how far we will go. We always say that we travel because it makes us happy and the journey would finish when our bodies request so. Cyclotherapy does not travel by objectives, so Cairo is not one either. We have the feeling that the end is getting near. We feel like changing our mindset, it is time to do different things, to catch other trains of life. Like we did in the last years, we will let our hearts decide.
Goodbye family. Goodbye Ushuaia. Goodbye Argentina. Goodbye South America.
Now it´s time to enjoy Africa.
But this is another story…(pictures below)
Italiano
Ci sono viste che ipnotizzano. Ci é successo con il Registan a Samarcanda, il monte Everest, Canyonlands, Machu Picchu o la gola del diavolo a Iguazú. L´ultima volta ci é successo con il Fitz Roy, o Monte Chaltén. Non si puó smettere di essere riconoscenti per poter stare davanti a uno spettacolo del genere, in pace, assorbendo tutta quella bellezza. Momenti cosí rendono la vita ancora piú meravigliosa.
A volte invece la vita ti regala il contrario e ti sottopone a prove degne dell´Inquisizione. Parliamo del vento patagonico...Eravamo ben preparati mentalmente, visto che in Patagonia la forza mentale é piú importante di quella delle gambe. L´influenza del vento é tale da farti andare dai 3 km/h ai 35, dipendendo da dove soffia. É variabile, ma quasi sempre soffia da ovest o sud. Ci confondeva leggere in internet che teoricamente la direzione “sbagliata” per pedalare é da sud a nord. Puó darsi che cambi di mese in mese o di anno in anno, ma noi non abbiamo mai avuto vento dal nord. I ciclisti che andavano in direzione opposta venivano volando e addirittura uno ci ha raccontato di aver fatto 190 km in un giorno...Noi abbiamo avuto vento a favore uscendo da El Chaltén, El Calafate e Porvenir. Il resto é stato miserabile. Quando avevamo vento laterale era cosí forte che dovevamo lottare contro le raffiche che ci buttavano nella strada o nella banchina. Altre volte non potevamo fare altro che scendere e spingere la bici a 45 º per riuscire a stare in piedi. A chi piú e a chi meno, il vento tortura tutti.
Las Torres del Paine las vimos de color rosado al amanecer, cuando nos dirigíamos hacia la frontera chilena. Madrugamos mucho con la esperanza de mitigar los efectos del viento pero no resultó, aquel viento no daba tregua. Para cuando llegamos a Chile el tiempo cambió, como cada vez que hemos entrado en ese país. También nos tocó pasar dos noches bajo la lluvia al calor del fuego de la estación de buses de Cerro Castillo, hasta que nos hartamos y salimos bajo la amenaza de nubes negras como la noche. Ya nos daba igual todo. El mal tiempo nos hizo enfocar mejor el objetivo, que no era otro que Ushuaia. De Puerto Natales a Punta Arenas, viento y más viento y mucha frialdad chilena, las ganas de entrar en la Tierra del Fuego crecían día a día así que cuando cruzamos el estrecho de Magallanes y pusimos pie en la isla fue como si la tan lejana meta del fin del mundo ya no lo fuera tanto. Ahí disfrutamos mucho de unos caminos solitarios y alejados de todo rastro de civilización, territorio de guanacos, ovejas, Estancias, gauchos y algún que otro pingüino perdido. La ruta de las Estancias fue hermosa, tuvimos muy bonitas experiencias en ellas, salvo con la Estancia Rivadavia donde a pesar que nevaba y soplaba un viento infernal no nos dejaron poner la tienda detrás de una caseta semi abandonada. Nos tuvieron al viento un largo rato para venir y decirnos: “no pueden acampar aquí, vayan al bosque”. Solo pedíamos una pared…
Tolhuin es sinónimo de Panadería “La Unión”, de facturitas y hospitalidad. Allí aparecimos en un día ocho cicloviajeros; dos franceses, cuatro suizos y nosotros. Juntos partimos de Tolhuin, juntos acampamos la última noche en el Lago Escondido y juntos llegamos al fin del mundo. Los últimos kilómetros se nos hicieron eternos. Desde el paso Garibaldi era como un deja vu a los días de Alaska ya que paisajísticamente es muy parecido. Sin buscarlo recordábamos el preciso momento en el que comenzamos a rodar en Anchorage un soleado día de mayo de 2013, con Jorge y Vanesa, y se nos vinieron infinidad de imágenes de este hermoso continente a punto de finalizar. Cuando partimos de Alaska, 31.500 km atrás, Ushuaia era un lugar remoto y lejano. Ahora es Alaska el lugar remoto y lejano. Cuando la ciudad se nos apareció y vimos las columnas de bienvenida con el nombre de Ushuaia escrito en ellas se nos pusieron los pelos de punta y por dentro lloramos de emoción. Fue una sensación mágica e inolvidable, un momento para siempre.
Pero ahí no quedaba la cosa. Hacía 36 años que yo, Aitor, no veía a mi familia argentina. Y vive aquí, en Ushuaia. Verlos, abrazarlos y pasar tanto tiempo con ellos ha sido el colofón al final más feliz posible. Nos habíamos propuesto pasar con ellos estas fiestas y darle un empujoncito más a mi tía, que está pasando momentos difíciles de salud. Es una luchadora y la admiramos por ello. A pesar de todo reinó el buen ambiente y reímos mucho, dicen que la risa es la mejor terapia. Los asados de mi tío, los budines de mi tía, los dulces de la Chancha, las pizzas y apaños de Sole, el risotto de Sam, las escapadas a la montaña con Laura, la sorpresa que le dimos a mi tía cuando vio aparecer a su hermana (mi madre), todo está ya grabado en nuestra memoria.
Y ahora qué? El sueño continúa y África es la siguiente estación. Un continente tan distinto como es África nos motiva mucho y por eso hemos decidido ir. Estamos a punto de volar a Ciudad del Cabo para pedalear hacia el norte por la parte este. Aunque terminar en Cairo sería la guinda del pastel no sabemos hasta donde llegaremos. Siempre dijimos que viajamos porque es lo que nos hace felices y que el viaje acabaría cuando nos lo pidiera el cuerpo. Cyclotherapy no viaja por objetivos, por tanto Cairo no lo es. Tenemos la sensación que el final se acerca. Tenemos ganas de cambiar de chip, es hora de hacer otras cosas, de coger otros trenes de la vida. Como hemos hecho en los últimos años dejaremos que sean nuestros corazones quienes dicten sentencia.
Adiós familia. Adiós Ushuaia. Adiós Argentina. Adiós Sudamérica.
Ahora a disfrutar África.
Pero esa, será otra historia…(fotos debajo)
English
Some views are hypnotizing. It happened to us with the Registan in Samarcanda, the Everest mountain, Canyonlands, Machu Picchu or the Devil´s Throat in Iguazú. The last time it happened with the Fitz Roy, or Chaltén mountain. We couldn´t stop feeling thankful for being there, peacefully, soaking up all that beauty. When things like this happen, life is even more beautiful.
Sometimes nature gives you the opposite and puts you through Inquisition-like ordeals. We are talking about the Patagonia wind…We prepared ourselves very well mentally, since in Patagonia mental strenght is much more important than strong legs. The influence of the wind is so powerful that it can make you pedal anything between 3km/h to 35, depending from where it blows. It is very changeable, but most of the times it comes from west and southwest. It was very confusing for us to read in internet that the “wrong” direction to cycle was from south to north. Maybe the wind changes from month to month or from year to year, but we never had wind coming from the north. The cyclists we met going the opposite direction were flying and one told us he managed to do 190 km in one day…We had a tailwind coming out from El Chaltén, El Calafate and Porvenir. The rest was miserable. When we had a crosswind, it was so strong that we had to fight against the gusts that would throw us into the road or into the ditch. Sometimes we had to walk and push the bike at a 45 º angle to be able to stay upright. More or less, everyone gets tortured by the wind.
We saw the Torres del Paine surrounded by a pink colour at sunrise, when we were approaching the Chilean border. We woke up very early, hoping to avoid the hours of strongest wind, but it was useless because the wind was already blowing like crazy. By the time we got to Chile the weather had changed, as usual when we entered this country. We also had to spend two rainy days and nights in the bus station of Cerro Castillo, with a nice fire, until we had enough and decided to leave despite the black clouds. We just did not care anymore. The bad weather made us focus more on our goal, Ushuaia. From Puerto Natales to Punta Arenas, wind and more wind and lots of Chilean indifference, the desire to enter the Tierra del Fuego grew day by day, so when we crossed the Magellan Strait and set foot on the island it was as if our distant goal was not so far away anymore. There we really enjoyed the lonely roads, isolated from the civilisation, land of guanacos, sheep, Estancias, gauchos and some lost penguins. The itinerary of the Estancias has been wonderful. We had nice experiences in them, apart from the Estancia Rivadavia where, even if it was snowing and a dreadful wind was blowing, they did not let us camp behind of a semi abandoned house. They kept us waiting in the wind for a long time and at the end told us “you cannot camp here, go to the woods”. We just had asked for a wall…
Tolhuin is synonymous of bakery “La Unión”, croissants and hospitality. The same day eight touring cyclists showed up: two French, four Swiss and us. Together we left Tolhuin, together we camped the last night at the Lago Escondido and together we arrived to the end of the world. The last kilometres were never-ending. From the Garibaldi pass we had like a deja vu which brought us back to Alaska, with a very similar landscape. We remembered the exact moment when we started cycling in Anchorage on a sunny day of May 2013, with Jorge and Vanesa, and heaps of memories about this beautiful continent about to finish came to our mind. When we left Alaska, 31.500 km ago, Ushuaia was a distant and remote place. Now Alaska is the distant and remote place. When the city appeared and we saw the welcome columns with the name Ushuaia written on them, it was a hair-raising moment and inside we were crying of emotion. It was a magic and unforgettable feeling, a moment for eternity.
But that´s not the end of it. It was 36 years since I, Aitor, had seen my Argentinean family for the last time. And they live here, in Ushuaia. To see them, hug them and spend so much time with them has been the top of the happiest ending possible. We had decided to spent the festivities with them and to encourage a bit more my aunt, who is having a difficult moment with her health. She is a fighter and we admire her for this. Despite of everything the good mood prevailed and we laughed a lot, they say that laughing is the best therapy. My uncle´s asados, my aunty´s cakes, Chancha´s desserts, Sole´s pizzas and fix-ups, Sam´s risottos, the mountain trips with Laura, the surprise we gave to my aunty when she saw her sister (my mom) appear, everything is already recorded in our memory.
And now what? The dream goes on and Africa is the next stop. Such a different continent motivates us a lot and this is why we decided to go. We are about to fly to Cape Town to cycle north along the Eastern side of Africa. Even if to finish in Cairo would be the icing on the cake, we do not know how far we will go. We always say that we travel because it makes us happy and the journey would finish when our bodies request so. Cyclotherapy does not travel by objectives, so Cairo is not one either. We have the feeling that the end is getting near. We feel like changing our mindset, it is time to do different things, to catch other trains of life. Like we did in the last years, we will let our hearts decide.
Goodbye family. Goodbye Ushuaia. Goodbye Argentina. Goodbye South America.
Now it´s time to enjoy Africa.
But this is another story…(pictures below)
Italiano
Ci sono viste che ipnotizzano. Ci é successo con il Registan a Samarcanda, il monte Everest, Canyonlands, Machu Picchu o la gola del diavolo a Iguazú. L´ultima volta ci é successo con il Fitz Roy, o Monte Chaltén. Non si puó smettere di essere riconoscenti per poter stare davanti a uno spettacolo del genere, in pace, assorbendo tutta quella bellezza. Momenti cosí rendono la vita ancora piú meravigliosa.
A volte invece la vita ti regala il contrario e ti sottopone a prove degne dell´Inquisizione. Parliamo del vento patagonico...Eravamo ben preparati mentalmente, visto che in Patagonia la forza mentale é piú importante di quella delle gambe. L´influenza del vento é tale da farti andare dai 3 km/h ai 35, dipendendo da dove soffia. É variabile, ma quasi sempre soffia da ovest o sud. Ci confondeva leggere in internet che teoricamente la direzione “sbagliata” per pedalare é da sud a nord. Puó darsi che cambi di mese in mese o di anno in anno, ma noi non abbiamo mai avuto vento dal nord. I ciclisti che andavano in direzione opposta venivano volando e addirittura uno ci ha raccontato di aver fatto 190 km in un giorno...Noi abbiamo avuto vento a favore uscendo da El Chaltén, El Calafate e Porvenir. Il resto é stato miserabile. Quando avevamo vento laterale era cosí forte che dovevamo lottare contro le raffiche che ci buttavano nella strada o nella banchina. Altre volte non potevamo fare altro che scendere e spingere la bici a 45 º per riuscire a stare in piedi. A chi piú e a chi meno, il vento tortura tutti.
Abbiamo visto le Torri del Paine circondate dal colore rosa dell´alba, quando pedalavamo verso la frontiera cilena. Ci siamo alzati all´alba sperando di anticipare il vento, ma inutilmente, dato che stava giá soffiando con forza e senza tregua. Arrivati in Cile, il tempo era giá cambiato per il peggio, come sempre quando entriamo in questo paese. Abbiamo pure passato due giorni e due notti piovose nella stazione del bus di Cerro Castillo, con un bel fuoco, finché ci siamo stufati ed abbiamo deciso di partire nonostante le nubi nere e minacciose. Ormai non ce ne importava piú nulla. Il maltempo ci ha fatti concentrare di piú sul nostro obiettivo, Ushuaia. Da Puerto Natales a Punta Arenas, vento e ancora vento e tanta freddezza cilena. La voglia di entrare in Tierra del Fuego aumentava di giorno in giorno, e attraversando lo stretto di Magellano e mettendo piede sull´isola ci é sembrato che la remota meta della fine del mondo non era piú cosí lontana. Ci siamo goduti le strade solitarie e lontane dalla civiltá, i territori di guanachi, pecore, Estancias, gauchos e qualche pinguino smarrito. L´itinerario delle Estancias é stato bellissimo, abbiamo avuto delle ottime esperienze, meno che nella Estancia Rivadavia, dove nonostante nevicasse e soffiasse un vento infernale non ci hanno lasciati accampare dietro a una casetta semi abbandonata. Ci hanno fatto aspettare nella tormenta per un bel po´, per poi venirci a dire: “non potete accampare qui, andate nel bosco”. Avevamo solo chiesto una parete...
Tolhuin é sinonimo di panificio “La Union”, di brioche e ospitalitá. Lí, in un giorno siamo arrivati 8 ciclisti: due francesi, quattro svizzeri e noi. Insieme siamo partiti da Tolhuin, insieme abbiamo accampato l´ultima notte al Lago Escondido e insieme siamo arrivati alla fine del mondo. Gli ultimi chilometri si sono fatti eterni. Dal passo Garibaldi abbiamo vissuto un deja vu che ci ha trasportati in Alaska, paesaggisticamente molto simile. Ci siamo ricordati dell´esatto momento in cui abbiamo cominciato a pedalare da Anchorage un giorno soleggiato di maggio 2013, insieme a Jorge e Vanesa, e ci sono venute in mente tante immagini di questo meraviglioso continente che stava per finire. Quando eravamo partiti dall´Alaska 31.500 km prima, Ushuaia era un luogo remoto e lontano. Ora é l´Alaska ad essere un luogo remoto e lontano. Quando é apparsa la cittá con le sue colonne di benvenuto e il nome di Ushuaia scritto sopra, ci é venuta la pelle d´oca e dentro di noi piangevamo dall´emozione. É stata una sensazione magica e indimenticabile, un momento che non scorderemo mai.
Ma non é finita qui. Era da 36 che io, Aitor, non vedevo la mia famiglia argentina. E vive qui, a Ushuaia. Vederli, abbracciarli e passare tanto tempo con loro é stato un gran finale col botto. Ci eravamo ripromessi di passare le feste con loro e dare una spinta in piú a mia zia, che sta passando un momento difficile dal punto di vista della salute. É una lottatrice e la ammiriamo molto per questo. Nonostante tutto é prevalso il buon umore ed abbiamo riso molto, si dice che la risata sia la terapia migliore. Gli asados di mio zio, le torte di mia zia, i dolci di Chancha, le pizze e le soluzioni geniali di Sole, il risotto di Sam, le escursioni in montagna con Laura, la sorpresa che abbiamo fatto a mia zia quando ha visto apparire sua sorella (mia mamma), tutti questi momenti sono giá registrati per sempre nella nostra memoria.
E adesso? Il sogno continua e l ´Africa sará la prossima stazione. Un continente cosí differente ci motiva molto ed é per questo che abbiamo deciso di andarci. Stiamo per volare a Cittá del Capo per cominciare a pedalare verso nord lungo l´Africa orientale. Anche se finire il viaggio al Cairo sarebbe la ciliegina sulla torta, non sappiamo fino a dove arriveremo. Non ci stanchiamo mai di ripetere che viaggiamo perché ci rende felici e che smetteremo di viaggiare quando ce lo chiederá il corpo. Cyclotherapy non viaggia per obiettivi, perció neanche il Cairo lo é. Abbiamo la sensazione che si stia avvicinando la fine di questa fase. Abbiamo voglia di cambiare, é ora di fare altre cose, di prendere altri treni della vita. Come sempre abbiamo fatto negli ultimi anni, lasceremo che decidano i nostri cuori.
Tolhuin é sinonimo di panificio “La Union”, di brioche e ospitalitá. Lí, in un giorno siamo arrivati 8 ciclisti: due francesi, quattro svizzeri e noi. Insieme siamo partiti da Tolhuin, insieme abbiamo accampato l´ultima notte al Lago Escondido e insieme siamo arrivati alla fine del mondo. Gli ultimi chilometri si sono fatti eterni. Dal passo Garibaldi abbiamo vissuto un deja vu che ci ha trasportati in Alaska, paesaggisticamente molto simile. Ci siamo ricordati dell´esatto momento in cui abbiamo cominciato a pedalare da Anchorage un giorno soleggiato di maggio 2013, insieme a Jorge e Vanesa, e ci sono venute in mente tante immagini di questo meraviglioso continente che stava per finire. Quando eravamo partiti dall´Alaska 31.500 km prima, Ushuaia era un luogo remoto e lontano. Ora é l´Alaska ad essere un luogo remoto e lontano. Quando é apparsa la cittá con le sue colonne di benvenuto e il nome di Ushuaia scritto sopra, ci é venuta la pelle d´oca e dentro di noi piangevamo dall´emozione. É stata una sensazione magica e indimenticabile, un momento che non scorderemo mai.
Ma non é finita qui. Era da 36 che io, Aitor, non vedevo la mia famiglia argentina. E vive qui, a Ushuaia. Vederli, abbracciarli e passare tanto tempo con loro é stato un gran finale col botto. Ci eravamo ripromessi di passare le feste con loro e dare una spinta in piú a mia zia, che sta passando un momento difficile dal punto di vista della salute. É una lottatrice e la ammiriamo molto per questo. Nonostante tutto é prevalso il buon umore ed abbiamo riso molto, si dice che la risata sia la terapia migliore. Gli asados di mio zio, le torte di mia zia, i dolci di Chancha, le pizze e le soluzioni geniali di Sole, il risotto di Sam, le escursioni in montagna con Laura, la sorpresa che abbiamo fatto a mia zia quando ha visto apparire sua sorella (mia mamma), tutti questi momenti sono giá registrati per sempre nella nostra memoria.
E adesso? Il sogno continua e l ´Africa sará la prossima stazione. Un continente cosí differente ci motiva molto ed é per questo che abbiamo deciso di andarci. Stiamo per volare a Cittá del Capo per cominciare a pedalare verso nord lungo l´Africa orientale. Anche se finire il viaggio al Cairo sarebbe la ciliegina sulla torta, non sappiamo fino a dove arriveremo. Non ci stanchiamo mai di ripetere che viaggiamo perché ci rende felici e che smetteremo di viaggiare quando ce lo chiederá il corpo. Cyclotherapy non viaggia per obiettivi, perció neanche il Cairo lo é. Abbiamo la sensazione che si stia avvicinando la fine di questa fase. Abbiamo voglia di cambiare, é ora di fare altre cose, di prendere altri treni della vita. Come sempre abbiamo fatto negli ultimi anni, lasceremo che decidano i nostri cuori.
Addio famiglia. Addio Ushuaia. Addio Argentina. Addio Sudamerica
É ora di godersi l´Africa.
Peró questa é un´altra storia...
El glaciar Perito Moreno, fascinante. The Perito Moreno, fascinating. Il Perito Moreno, suggestivo. |
Patagonia. A merced del viento. Patagonia. At the mercy of the wind. Patagonia. In balia del vento. |
Al mal tiempo, buena cara! Bad weather, but smiley face! Alla faccia del brutto tempo, si sorride! |
La curiosa mano de Puerto Natales. The weird hand in Puerto Natales. La strana mano di Puerto Natales. |
Ñandúes y la prole… Ñandúes with offspring… Ñandúes con prole… |
El zorro que más cerca hemos tenido jamás. We never had a fox so near to us. Non avevamo mai avuto una volpe cosí vicina. |
Gauchos. |
Ocho cicloviajeros pedaleando juntos los dos últimos días… Eight touring cyclists pedalling together the last two days… Otto cicloviaggiatori pedalando insieme gli ultimi due giorni… |
Adiós Ushuaia, adiós Argentina, adiós América!!! |
Y ahora…África. And now…Africa. E adesso…Africa. |